por Carme Saló vía Tánico (el excelente newsletter de Jordi Cortés)

✅ Creer que tu vino es para todo el mundo. Déjame decirte que todo el mundo no es nadie. Aunque tu vino lo pueda comprar cualquier persona, deberás definir con precisión al cliente objetivo. Y que todos tus esfuerzos de comunicación vayan dirigidos a satisfacer los deseos de ese cliente.

Pregúntate: ¿Para qué comprarían ese vino tus clientes? ¿De todas estas motivaciones cuál coincide con tu propósito de marca? ¿Y qué tipo de personas sienten esa motivación?

✅ Mensajes vacíos, que no dicen absolutamente nada, y que son iguales en todo el sector. Es imposible identificar un vino o una bodega sin ver el logotipo o el nombre. Mensajes que carecen de emoción y con nula persuasión.

Las personas no compramos por motivos racionales, no consumimos vino para alimentarnos o para hidratarnos. Compramos motivados por las emociones.

Queremos imaginarnos qué sentiremos cuando compremos ese vino, queremos vernos en alguna situación que nos emocione, queremos estar seguros de que nos servirá para nuestra cena «x» o que será el regalo perfecto para «x».

Impregna todos tus textos y en especial los de las descripciones de producto de emoción, personalidad y propósito de marca. Deja las características a un lado y carga tus textos de motivación profunda de compra. Ponte seductor. Utiliza títulos y subtítulos.

Si no conectas con el cliente, para destacar en este mar de competidores, solo te queda luchar con el precio.