Jorge Rubio, 20 años de sus vinos únicos

01/09/23 Andrea Albertano Forbes Argentina

Nació y vive en General Alvear, al sur de la provincia. Técnico Agrario y enológo, de chico pensó en ser médico pero entró a una bodega y se enamoró de este oficio. En 2003, con 44 años, se animó a comercializar su propia marca. A veinte años de aquel hito, sumó 75 hectáreas y ofrece nuevas tendencias como un Pet Nat Naranjo.

Desde el aire, Bodega Jorge Rubio es un patchwork de colores verdes. Parcelas de distintas cepas pintan ese rincón de General Alvear, al sur de Mendoza, la misma región donde nació, se crió y vive este enólogo de 64 años que no para de renovarse.

JR: Originariamente pensaba en ser médico, pero por razones familiares y económicas comencé a trabajar a los 18 años en una bodega, mientras cursaba libre sexto año. Luego hice la tesis de enología y ya me quede en esa industria, a la que fui conociendo y queriendo con el paso del tiempo.

Rubio admite que siempre tuvo la ilusión de hacer sus propios vinos y desarrollar su impronta pero fue recién en 2003, con 44 años, cuando pudo dar el salto y comenzó a comercializar su marca Finca Gabriel que ya tenía sello propio: una presentación muy distinta a lo convencional, “si se quiere innovadora, para esa época y un sistema de venta directa que nos dio en un principio muchas satisfacciones”, recuerda.

La bodega actualmente produce 1,5 millones de litros anuales. Cuenta con siete viñedos propios, arrenda otros y el resto proviene de productores. Tiene la línea de vinos Finca Gabriel, Jorge Rubio Privado, Gran Reserva y Jorge Rubio Premiado. Relanzó un cognac de autor y su línea de vinos licorosos fortificados a los que bautizó Marginal.

F: Muchos identificamos la marca con las originales etiquetas de cuero
JR: Todo surgió cuando pensamos en agregar otra etiqueta. Siempre me llamaron la atención que los pantalones jeans tenían en su pretina la marca en una etiqueta de cuero y pensé por qué no colocarla en una botella como etiqueta. Lo hicimos, fue muy bien aceptado por la mayoría de la gente, ya que llaman al vino como etiqueta de cuero y no por la marca.

F: El portfolio de la bodega es muy nutrido. ¿Por qué decidieron incursionar en la producción de espumosos con método champenoise?
JR: Siempre fui muy curioso del método tradicional, aunque inicialmente, nuestros espumantes se elaboraron bajo el método Charmat. Después de varios años de investigación, iniciamos nuestra propia champañera y así pudimos elaborar nuestros espumantes bajo el método tradicional.

El método Champenoise te permite obtener espumantes frutados, si los dejas hasta un año en la botella, antes del primer degüelle, o espumantes más complejos y untuosos, si los dejas más de tres años en botella. Las grandes marcas de espumantes utilizan este método hace muchos años y no lo han cambiado.

Actualmente, nuestra producción de espumantes ronda el 5% de nuestro porfolio y el consumo de esta categoría viene en crecimiento en nuestro país.

F: En estos tiempos en que el consumidor busca productos más livianos y con menos alcohol, decidieron incursionar con un Pet Nat.
JR: Así es. Matías Padín, nuestro responsable de Marketing es un excelente profesional que está continuamente observando las nuevas tendencias a nivel nacional e internacional. Él ya me conoce: primero, le digo que no y después comienzo a pensar si lo podemos hacer y sobre todo mejorar o diferenciarnos del resto. Lo hablamos en familia y también con Gisela y Micaela, que son las enólogas con las que juntos trabajamos todos los días. Decidimos hacer este Pet Nat de uva Moscatel, pero con menos presión y haciéndole el degüelle para limpiarlo de las borras que hacen que el producto sea amargo y turbio. Así nació este Pet Nat Naranjo, en la línea de A Contramano que es fresco, frutal y de baja graduación.

F: ¿Con cuántos tanques cuenta la bodega y por qué decidieron sumar ánforas?
JR: La bodega cuenta con un total de 111 tanques, con capacidades que van de los 10 hectolitros a los 400 hectolitros. Cuando vi las ánforas de barro me llamaron mucho la atención por su formato, fragilidad e historia; saber que estos fueron los primeros recipientes en los que se elaboró vino hace más de 9.000 años, me generaba muchísima curiosidad. Hoy en día, el formato es muy parecido a aquellas que se utilizaron en los comienzos de nuestra industria, solo que ahora, sus tapas son modernas y poseen un muy buen cierre que impide el ingreso de oxígeno.

F: Entre las novedades de este vigésimo aniversario, se destacan las 75 hectáreas nuevas que adquirieron y ya implantaron. ¿Cómo fue el proceso de búsqueda, cómo se trabajó en el viñedo y qué tipo de vinos piensan elaborar con uvas de esa chacra?
JR: Antes de decidirnos a comprar esta finca, estuvimos más de un año recorriendo el Oasis Sur en busca de un paño de 50 o 70 hectáreas. Después de ver infinidad de fincas nos decidimos por estas 75 hectáreas, a las que le llamamos Finca El Convento, ya que en la misma hay una construcción que tenía la forma de un convento, inclusive tenía una campana que volveremos a colocar una vez refaccionada la fachada y en la otra parte, la imagen de una Virgen.

Prácticamente plantamos las variedades que usamos: Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y las que no tenemos, como Semillón, Tannat, Ancellotta. Estas variedades se utilizarán para líneas alta gama y exportación. Estas nuevas hectáreas serán certificadas como orgánicas ya que se trabajarán de esa forma.

F: Podría decirse que tu empresa se generó como bodega de autor pero ahora, con la incorporación de tus hijos, pasaría a ser “de familia”. ¿Es así?
JR: Cuando comencé, hace 20 años, trabajábamos todos juntos, una empresa familiar, ya que todos compartíamos las distintas tareas; después, mis hijos se fueron a Mendoza Capital a la facultad, ya que en Alvear no tenemos facultades.

Cuando regresan y deciden continuar trabajando en este proyecto, que ya empezaba a dejar de ser vinos de autor, fue una inmensa alegría. Fue decisión de ellos continuar trabajando con nosotros. Ahora hemos rediseñado nuestro logo y pasaremos a ser Bodega Familia Jorge Rubio. El sentimiento de trabajar con mi familia es una mezcla de alegría, satisfacción y continuidad de una misma pasión.

F: ¿Qué podrías decirnos acerca de la potencialidad de la zona de General Alvear, en comparación a otras zonas de Mendoza?
JR: General Alvear está ubicado en el extremo sur de la provincia de Mendoza y es un lugar que siempre se destacó por su producción agrícola y vitivinícola. Nuestra región es reconocida por la calidad de sus frutas, hortalizas y, por supuesto, nuestros vinos, que son el pilar fundamental de nuestra economía.

Creemos que si se realiza el trasvase del Río Grande al Río Atuel, como está proyectado, será el oasis para que Mendoza siga creciendo como zona agrícola ya que, tendrá el agua necesaria para seguir desarrollándose.

Desde el punto de vista de la visibilidad, General Alvear es una de las regiones vitivinícolas menos conocidas de la provincia, lo cual nos plantea el desafío permanente de salir a comunicarlo a los consumidores. Como todas las zonas, valles y oasis, tienen fortalezas y debilidades. Está en nosotros, técnicos e ingenieros, sacar lo mejor de nuestro terruño y microclima.

F: Solés mencionar que te asombra el surgimiento de nuevas tendencias y sobre todo de la potencialidad de otras regiones, como el NOA, con sus vinos de altura o los vinos de la Patagonia.
JR: La nueva tendencia es que los jóvenes quieren tomar vino, que se aventuran a probar, que no tienen prejuicios y que lo disfrutan. Los nuevos valles como en Catamarca o Jujuy, tienen mucha concentración por la altura, pero más allá de esos atributos enológicos, el cultivar viñedos es cultura del trabajo, es enraizarse a ese suelo y desafiar la adversidad, es querer crecer y mostrar lo mejor de cada zona.

En Río Negro se ha comenzado a cultivar nuevamente viñedos, a hacer pequeñas bodegas, a volver a creer en esa zona que fue muy próspera en vitivinicultura.

F: En cuanto a los mercados del exterior como China, Dinamarca y Brasil, ¿Qué es lo que requieren por estos días esos públicos en materia de vinos?
JR: Cada mercado es distinto, aunque la puerta de entrada siempre es el Malbec. Tenés mercados maduros como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania y Dinamarca que ya tienen sus preferencias y, generalmente giran en torno a Malbec y van desde los más jóvenes hasta los más complejos y de guarda.

Mercados jóvenes como Brasil, México, Perú se inclinan también por Malbec jóvenes y reserva, pero también se aventuran a otras variedades como Cabernet Franc, Pinot Noir y uvas Criollas. Se trata de mercados en crecimiento que presentan un gran potencial para los próximos años.

En China y Taiwán, los consumidores se inclinan por Malbec de alta gama; allí somos fuertes en nuestros vinos Gran Reserva e Íconos. Además, son grandes compradores de presentaciones especiales tales como botellas magnum o productos de colección.

F: Como se observa en tu portfolio sos un productor inquieto: la bodega también cuenta con cognacs y fortificados
JR: El cognac es algo que quería hacer desde el inicio, llamaba mi atención que no se hiciera este tipo de destilado en nuestro país. Apenas pude, comencé a hacerlo y desde el lanzamiento tuvimos muy buenas devoluciones. Si bien es un producto que no es masivo, nos llenan de alegría las críticas que recibimos sobre él. Los fortificados los hacemos con nuestro alcohol y añejamos en barricas. Se obtiene un muy buen producto, pero no existe mucha rotación, no se posee en nuestro país costumbre de beberlos como ocurre en España, Portugal o Reino Unido.

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