En una nota escrita por Tom Wark en Linkedin sostiene que el mercado necesita de innovación y emoción para crecer y prosperar. Si bien Tom se refiere al mercado estadounidense, conformado por los tres niveles de comercialización obligatorios, podemos sacar conclusiones útiles a nuestro mercado.
El mercado del vino está sufriendo una caída en las ventas y el desinterés de la nueva generación, el problema no es la falta de innovación en el mercado del vino, sino la falta de accesibilidad a los nuevos productos. Creo que esto se debe en gran parte a la monotonía de los productos (packaging, estilo), a la repetición «ad nausean» de los contenidos de las charlas de vinos, y a la lentitud y el conservadurismo de la distribución mayorista.
La distribución mayorista suele privilegiar lo seguro sobre lo innovador, lo que excluye a los productos originales que podrían captar a nuevos públicos. Esto afecta a muchos productores, que han tenido que recortar su oferta de productos por la reducción de la demanda.
La solución, tal como Tom sugiere, es promover la venta directa y la autodistribución. Esto permite probar rápidamente nuevos productos hasta encontrar los que funcionan. Los «early adopters» están dispuestos a pagar más por el envío de productos que les emocionen y sorprendan. Una vez que los consumidores expresan su preferencia, los productos pueden llegar al mercado con más facilidad.
El problema no es la falta de innovación en el mercado del vino, sino la falta de acceso. Al crear más oportunidades de venta directa y autodistribución, se revitaliza el mercado y se da espacio a productos innovadores para que se desarrollen y crezcan. La innovación y la emoción son esenciales para atraer a nuevos consumidores y mantener viva la industria del vino.