Los envíos de vino al mercado interno volvieron a caer en agosto y las exportaciones en los primeros ocho meses del 2023 se derrumbaron más de la mitad. La visión desde el Observatorio Vitivinícola y la preocupación de los productores.
Los Andes Mendoza por Gonzalo Villatoro
domingo, 1 de octubre de 2023
Por octavo mes consecutivo los despachos de vino al mercado interno sufrieron una merma, pero los problemas para la vitivinicultura no terminan ahí porque las ventas al exterior también sufrieron una retracción, otra vez.
El aumento en los precios dentro del territorio nacional en una economía con alta inflación y devaluación del 22% con la consecuente pérdida del poder adquisitivo de los consumidores son algunas de las causas que explican la debacle del vino en lo que va del 2023.
En tanto, la recesión y también inflación que se vive a nivel mundial, son algunos de los argumentos que ayudan a entender la retracción en el mercado interno.
De acuerdo a la información que suministra el Instituto Nacional de Vitivinicultura, en agosto los despachos de vino al mercado interno sufrieron una merma del 9,4% en la comparación interanual.
El golpe más duro fue en los blancos con una reducción en los envíos del 25,2% en cambio la disminución en las ventas de tintos fue solo del 3,9%.
Al analizar el periodo completo, entre enero y agosto, los datos muestran que la contracción en las ventas fue una constante y transcurridos ocho meses del 2023 los envíos de vinos cayeron el 11% en total.
Si de exportaciones se trata el panorama no es para nada aliciente. En agosto las ventas al exterior se redujeron un 25,7% en la comparación interanual (en vino fraccionado los despachos cayeron un 25,4% y a granel el 26,8%) mientras que los despachos de mosto concentrado sufrieron una retracción del 47%.
Con estas cifras, en ocho meses del 2023 frente al mismo periodo del 2022, las exportaciones tuvieron una merma del 28,9% y los envíos de mosto concentrado se derrumbaron más de la mitad, 54,8%.
Qué sucede con el mercado
En el año que será recordado como el de la peor cosecha en la historia (desde que se tiene datos estadísticos) debido a las contingencias climáticas, también quedará en la mente de los viñateros como aquel en donde las ventas de vino quedaron por el piso.
Daniel Rada, director del Observatorio Vitivinícola Argentino brindó una descripción de la situación actual del sector y así como remarcó lo que ya todos conocen, la extrema situación macroeconómica que atraviesa la Argentina, también dejó un mensaje, impensado tal vez, que podría transmitir algo de tranquilidad a los exportadores.
“Lo que nosotros vemos, es que hay claramente varios factores que inciden tanto en la caída en los despachos al mercado interno como en el externo”, indicó Rada.
De acuerdo a Rada “hay un cambio en los patrones de consumo que viene observándose hace bastante tiempo, desde el vino a otras bebidas, particularmente la cerveza” pero además “se potencia este fenómeno particularmente en este año ante la pérdida de ingresos real lo que lleva a restringir consumo no esencial, como puede ser el alcohol, en favor de otro tipo de bienes más necesarios”, explicó.
Otro aspecto a tener en cuenta son los precios relativos y “en el caso del vino, con respecto a los precios de los competidores, viene subiendo. La cerveza en términos reales aumentó menos que la inflación mientras que el vino está un poquito por arriba. Si juntamos esas tres cosas, no te tiene que sorprender que esté cayendo la cantidad consumida, es tan simple como eso”, afirmó el director del Observatorio Vitivinícola.
En el plano internacional, hay factores que se conjugaron para quitarle poder de venta a la actividad. El tipo de cambio que no favorece a las exportaciones frente a los altos costos internos que se confabulan contra la competitividad.
Sin embargo, hay aspectos que no exclusivos de Argentina, porque también “se da a nivel mundial un fenómeno de inflación y de recesión que viene deprimiendo los principales mercados”, comentó Rada.
¿Regreso a la normalidad?
Con los datos en la mano, el director del Observatorio Vitivinícola Argentino, planteó que esta caída en las exportaciones, en realidad es un regreso a la normalidad.
“Cuando uno mira lo que fue el 2020, un año de mucho comercio internacional y en el 2021 se mantuvo relativamente alto, en 2022 empezó a caer y está cayendo en este año. Pero cuando miramos el 2019, es como que estamos retomando la senda pre pandemia”.
Es más “en la pandemia también tuvimos un mercado doméstico muy fuerte en términos de volúmenes y ahora estamos volviendo a una normalidad”, recordó Daniel Rada.
Preocupación en el sector productivo
A Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi) no le extrañó en nada la situación teniendo en cuenta que “el mercado interno está totalmente influenciado por la inflación y el poco poder adquisitivo de las personas” mientras que salir al mercado externo está cada vez más complicado “básicamente por un dólar que está absolutamente desbalanceado con la realidad del mundo, con costos de flete que son extremadamente altos, con un aumento significativo de los costos totales, por la mano de obra y los insumos que están dolarizados pero a un dólar real, no al oficial”, sentenció.
A esos inconvenientes “hay además una pérdida generalizada a nivel mundial de los consumos, entonces eso es un combo perfecto para que todo vaya cayendo”, remató.
Para Mauro Sosa, del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este “la preocupación sigue intacta” por lo que está ocurriendo y “se agranda cada día”.
En tanto, para lo que resta del 2023 “vamos a llegar a fin de año en un momento de transición en lo político que no asegura para nada, muy por el contrario, que vayamos a estar en una situación de estabilidad o de certidumbre” por lo que “preocupación, incertidumbre y un horizonte oscuro y no solamente para el vino, podríamos decir que son las palabras claves”, afirmó Sosa.
En la visión de los productores de uva, la principal preocupación por estos días está centrada en que, al no aumentar las ventas “empieza a subir el stock cada vez más y ya sabemos que eso tira a la baja el precio del vino” entonces “como viñateros nos preocupa porque se tiene que empezar a tonificar el valor del vino pensando en el de las uvas de la próxima cosecha, y acá está pasando todo lo contrario” por lo que, de seguir por este camino “hay una mala perspectiva para la próxima cosecha porque si bien no creo que baje el valor de la uva, seguro no va a aumentar acompañando a la inflación”, sostuvo Matías Manzanares, de la Asociación de Viñateros de Mendoza.
Sebastián Lafalla, presidente de la Cámara de Tupungato, elige tener una mirada “optimista para lo que viene” pero eso no quita que está consciente de que “el próximo gobierno nacional tiene el gran desafío de poder equilibrar la economía lo cual va a significar algún tipo de recesión, pero son medidas que hay que hacerlas porque así no podemos seguir más”.
El productor también afirmó que “la verdad que creo que la política no percibe lo mal que estamos, tanto los gobiernos provinciales como nacionales, no perciben lo mal que están los distintos sectores, no nos escuchan o no entienden lo que les decimos, pero la verdad que la situación es compleja, no solo para el vino, sino para todos los agroexportadores”, finalizó.